A día de hoy nadie se pregunta cómo debe ser la alimentación de un perro, ¿qué come ese peludo de cuatro patas que tenemos en casa? “Pienso”. Cualquiera sabría responder de esta manera sin haber estudiado nutrición, ¿verdad? ¿Pero qué pasa si destripamos un poco el organismo del perro y sus necesidades nutricionales?
Y es que el perro está tan integrado en nuestros hogares y en nuestras familias, que cuesta verlo cómo realmente es, un depredador preparado físicamente para devorar a sus presas. Cuesta creer que nuestro “Bobby”, “Drako”, “Nala”… En su estado natural fuera a matar pequeños y grandes animales para alimentarse, en lugar de consumir pienso.
El perro, como cánido, entra dentro del gran grupo de los mamíferos carnívoros que incluye a otros animales cercanos evolutivamente como el zorro, el lobo, el chacal o el coyote, todos ellos depredadores y de constitución física similar. Sin embargo, actualmente esta condición de carnívoro del perro parece ser ignorada en esta etapa dorada de los piensos por la cual atravesamos, siendo alimentado de manera anti natural si tenemos en cuenta qué es un perro.
Pero no suficiente con ello, en forma de corriente impulsada por las compañías de pienso y sus beneficiarios, ahora se nos intenta hacer creer que un perro es un omnívoro, y se equipara su alimentación con la humana. Sin embargo es aceptado entre la esfera biológica y científica que el perro es un carnívoro, y así es aceptado hasta estos días por mucho que se empeñen algunos en cambiarlo de grupo.
FUENTE: El Carnivoro Desterrado.
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