Bueno, pues me llevé una gran sorpresa cuando me llamaron para rehabilitar a este adorable Westy y sus dueños me contaron que tenía un arresto domiciliario de 14 días por haber mordido al portero, a una vecina, a un niño, a su hijo, y no se si se me olvida alguien más.
Cuando su dueña se echaba la siesta nadie mas de la familia podía acercarse a 3 metros de la cama; la asistenta era incapaz de pasar el aspirador si estaba el perro y sus paseos eran un auténtico estrés esperando sobre qué perro se avalanzaría o si mordería a alguien más.
Después de varias sesiones con toda la familia, ya que requería su implicación al completo, Boira puede pasear tranquilamente con una llamada solida, sin sobresaltos y en casa se está convirtiendo en un perro ejemplar muy receptivo y con muchas ganas de aprender. Seguro que tanto Boira como sus dueños vivirán mucho mas felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario